El recuerdo de Granada perdurará en la memoria de cualquiera que la visite. Su enclave a los pies de Sierra Nevada, en la confluencia de los ríos Darro y Genil, es la puerta a un paraíso que el hombre ha sabido valorar desde antaño. El esplendor de la cultura nazarí, con su obra arquitectónica y jardinera, la convirtieron en la ciudad más bella y deseada por todos. Se ha conservado a través de los siglos como pocos conjuntos arquitectónicos lo han hecho. Los misteriosos palacios de la Alhambra se enseñorean junto al Generalife sobre el Albaicín, que conserva los legendarios “Cármenes” y palacios medievales, en los que arquitectura y jardín se funden en un maridaje perfecto.