“En busca del tiempo perdido”, de Marcel Proust, se erige como uno de los pilares imprescindibles de la narrativa del siglo XX.
Desde sus siete volúmenes escritos entre 1908 y 1922 se repasa con minuciosidad obsesiva la vida de los hombres, de la sociedad que los acoge, del tiempo que les da o quita sentido, y de un mundo que desaparecerá irremediablemente si no se rescata el recuerdo como tabla de salvación para impedir el naufragio de todo lo que importa y forma la esencia de la vida.
Leer a Proust es obligación y compromiso, placer y entrega para hacer balance propio de la propia memoria como salvación y también, transgresión que manipula la verdad y crea otra versión de la propia historia en donde perdernos y encontrarnos, según lo necesitemos.