Trabaja desde hace años dibujando el terreno, construyendo estancias verdes, acariciando el agua, escuchando en la sombra el trino de las aves y paseando incesante por el mundo. No deja de observar la vegetación de los campos del mundo, se muere por el mundo mediterráneo y todo lo que huela a incienso de harem y rosa de Damasco, le gusta lo antiguo y revisitarlo con aires nuevos. Le gusta ser jardinero, sin por ello dejar de ser empresario, ganadero, arquitecto, poeta y disfrutón.